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NIST aclara la clasificación de ataques contra la IA

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Los recientes avances en inteligencia artificial (IA) con modelos mejorados de aprendizaje automático (machine learning, ML) han aportado enormes beneficios a una gran variedad de sectores. Eso ya lo sabemos. (Véase, por ejemplo, nuestro uso práctico de la IA generativa para ayudar a remediar vulnerabilidades en nuestro Hacking Continuo). Sin embargo, como cualquier otra tecnología de la información, esos avances plantean riesgos. Los sistemas de IA son software, por lo que pueden ser vulnerables y, en consecuencia, recibir ciberataques de, y actuar como vectores de ataque para, personas con malas intenciones.

Así lo reconoce el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos (NIST, por su nombre en inglés) en su informe Adversarial Machine Learning: A Taxonomy and Terminology of Attacks and Mitigations, publicado este año y descrito en este artículo del blog. Aquí nos centramos más en la información compartida sobre los ataques que en las mitigaciones. Para conocer a fondo esta iniciativa, te invitamos a leer el reporte completo.

Los seres humanos estamos acostumbrados a dar nombre a las cosas, por más abstractas que sean. Los términos y conceptos a menudo nos permiten abordar de forma sistemática los problemas a los que nos enfrentamos en distintos periodos de nuestra existencia como humanidad. De ahí viene —podemos suponer— el propósito del NIST de empezar a elaborar una taxonomía y una terminología (como conocimiento compartido) en el aprendizaje automático antagónico (AML, por su nombre en inglés).

El AML puede verse concretamente como ataques orientados a aplicaciones de IA y sus modelos de ML. Pero también puede entenderse de forma más amplia como un enfoque de investigación destinado a aclarar los objetivos, capacidades y métodos de los adversarios o atacantes de la IA e intentar contrarrestarlos con medidas preventivas y de respuesta.

Los adversarios de la IA buscan explotar las vulnerabilidades de estos sistemas, especialmente en las distintas fases de los ciclos de vida del ML (es decir, desarrollo, entrenamiento, pruebas y despliegue). Sin embargo, la literatura actual en AML se centra principalmente en los ataques dentro de las fases de entrenamiento y despliegue. Es importante señalar que los atacantes pueden explotar vulnerabilidades no solo en los modelos de ML, sino también en la infraestructura en la que se despliega la IA. Específicamente, los modelos de aprendizaje automático utilizados en la IA moderna son susceptibles a ataques a través de las API públicas que los presentan y contra las plataformas en las que se despliegan. El reporte de NIST se enfoca en el primer caso, considerando el segundo como parte de las taxonomías tradicionales de ciberseguridad.

NIST define la taxonomía para AML basándose en cinco dimensiones: (a) tipo de IA, (b) método de aprendizaje y fase del ciclo de vida ML en la que comienza el ataque, (c) objetivos del atacante, (d) capacidades del atacante, y (e) conocimiento del atacante del modelo ML específico y más allá. Los autores del informe admiten que este será un proyecto en constante evolución y, por el momento, ofrecen una taxonomía de los ataques más estudiados. Para la breve segmentación de los tipos de ataques que ofrecemos en nuestro resumen, tomamos el tipo de IA (IA predictiva e IA generativa) y la fase del ciclo de vida del ML (fase de entrenamiento y fase de despliegue).

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Ataques contra IA predictiva

En la fase de entrenamiento

En esta etapa del ciclo de vida, encontramos ataques de envenenamiento (poisoning attacks) contra los datos del modelo de ML y contra el propio modelo. Estos ataques, los cuales pueden tener muchas variantes, suelen acabar vulnerando la integridad o la disponibilidad del sistema de IA.

En los ataques de envenenamiento de datos, el adversario controla los conjuntos de datos de entrenamiento del modelo y puede insertar o modificar muestras a su voluntad. Entonces, cuando el atacante inserta muestras envenenadas con una etiqueta específica, el modelo aprende esa etiqueta errónea. Así, por ejemplo, si el modelo es un clasificador de imágenes, después de pasar por la fase de entrenamiento, clasifica erróneamente algunas imágenes en su periodo de prueba. Si su tarea es, digamos, identificar señales de tráfico, es posible que pase por alto algunas de ellas o que tome otras imágenes como si fueran tales señales. Algo parecido se ha demostrado en la alteración de detectores de spam.

Por otro lado, en los ataques de envenenamiento de modelos, el adversario controla el modelo y sus parámetros. En este caso, el envenenamiento del modelo se produce con la inserción de funcionalidades maliciosas. Por ejemplo, el atacante puede inyectar un “accionador troyano” (Trojan trigger) en el modelo después de haber infectado solamente algunos de sus componentes que fueron traídos como actualizaciones para ser añadidos al servidor. Tal infección, como en el caso de los datos envenenados, puede generar problemas en la precisión del modelo.

En algunos ataques de envenenamiento, el atacante puede centrarse en objetivos específicos, ya sean muestras más pequeñas o componentes concretos del modelo, e insertar patrones de backdoor generados previamente para, de nuevo, inducir clasificaciones erróneas. Por último, en cuanto a la disponibilidad, los ataques de envenenamiento provocan una degradación indiscriminada del modelo en todas las muestras y acaban consiguiendo algo así como una denegación de servicio para los usuarios del sistema de IA.

En la fase de despliegue

En los ataques de evasión, el adversario modifica las muestras de prueba para crear los denominados ejemplos adversarios. Se trata de muestras que, habiendo recibido una perturbación mínima, la cual puede ser incluso imperceptible para el ojo humano, reciben del sistema una clasificación alterada que apunta a una clase arbitraria elegida por el atacante. Al tratarse de muestras muy similares a las originales e incorrectamente clasificadas por el modelo, afectan a las predicciones del sistema. Entonces, como en el caso de los ataques de envenenamiento, un clasificador de imágenes, por ejemplo, es engañado con tales ejemplos adversarios, y el atacante, para sus fines maliciosos, impide que el sistema reconozca imágenes específicas como se supone que debe hacerlo.

En los ataques a la privacidad, el atacante tiene acceso de consulta al modelo de ML. Por lo tanto, puede enviar un gran número de preguntas (queries) al modelo para recibir información que le permita lograr la inferencia de pertenencia o la reconstrucción de los datos. En el primer caso, el adversario puede inferir la presencia o el uso de registros o muestras específicas en el conjunto de datos de entrenamiento empleado por el modelo. En el segundo caso, puede reconstruir contenido particular o características de los datos de entrenamiento del modelo. Se trata entonces de ingeniería inversa para obtener información privada sobre usuarios individuales, infraestructuras o parámetros del sistema de IA.

La reconstrucción de muestras en, por ejemplo, modelos de redes neuronales puede ocurrir porque estas tienden a memorizar los datos de entrenamiento. Sin embargo, aparentemente, los atacantes no suelen lograr extracciones de datos precisas, sino reconstrucciones de modelos equivalentes que alcanzan rendimientos de predicción similares a los obtenidos por los modelos originales. Esto es algo que incluso permite a los adversarios realizar ataques más potentes contra los sistemas que son su objetivo.

Ataques contra IA generativa

La mayoría de los tipos de ataque presentados por NIST para la IA predictiva también aplican a la IA generativa. Sin embargo, se han documentado otras formas de violación de la seguridad para esta segunda rama de la inteligencia artificial. La más destacada es la de las violaciones por abuso. En este caso, el adversario consigue redirigir o modificar el propósito del modelo (p. ej., un large language model, LLM) para lograr sus propios objetivos mediante la inyección de instrucciones (prompt injection). Es decir, el atacante, directa o indirectamente, inyecta texto en el modelo con la intención de alterar su comportamiento.

Así, por ejemplo, recurriendo a las capacidades de un LLM, el adversario puede ordenarle que genere textos o imágenes ofensivas o desinformativas, así como contenidos de malware o phishing, para su posterior propagación en la Internet. El hecho de que los LLM puedan integrarse fácilmente con distintos tipos de aplicaciones facilita la difusión de información maliciosa y la generación de amplios ciberataques, algo que, entre sus usuarios, puede afectar a su fiabilidad.

En cuanto a los problemas de privacidad, también existe la posibilidad de que el atacante simplemente pida a un modelo de IA generativa inseguro que reproduzca información privada o confidencial con la que haya trabajado previamente. También se han demostrado casos de inyección en los que, de algún modo, el adversario ordena al LLM que persuada a los usuarios finales para que revelen alguna información sensible. (Véase nuestro artículo “Indirect Prompt Injection to LLMs.")

Por último, por el lado de la violación de disponibilidad, en este tipo de inteligencia artificial se han documentado casos en los que el atacante entrega inputs maliciosos o un gran número de inputs al modelo ML para provocar un ejercicio computacional abrumador sobre el mismo y llevar a la denegación de servicio a otros usuarios.

¿Qué pasa con la mitigación de riesgos?

Como decíamos al principio, no pretendemos hacer énfasis en los métodos de mitigación de riesgos y gestión de consecuencias para los ataques descritos anteriormente. Esto se debe en parte a que, si bien estrategias como la elaboración de perfiles de datos, la formación multimodal, la monitorización del comportamiento y la autenticación de la cadena de suministro han demostrado su utilidad, muchas técnicas también han resultado ineficaces. Han surgido desequilibrios entre determinados tipos de ataques y las técnicas de mitigación fiables existentes.

Para enfrentarse con éxito a muchos de los tipos de ataques mencionados, esperamos que se siga avanzando en nuevas estrategias preventivas y defensivas. Para ello, la contribución de los adversarios es enormemente indispensable. Sí, tal y como lo lees. En Fluid Attacks sabemos por experiencia propia que los atacantes, cuando no tienen malas intenciones, como es el caso de los hackers éticos, son un apoyo muy valioso a la hora de identificar vulnerabilidades y proponer soluciones a las mismas. Ellos, junto con otros especialistas en ciberseguridad, teniendo a su disposición reportes como el proporcionado por NIST, podrán advertirnos sobre cómo hacer frente a estas amenazas.

De momento, te recomendamos hacer un uso cuidadoso de esta tecnología y, como hacemos en Fluid Attacks, confiar únicamente en aquellos proveedores de IA cuyos servicios muestren políticas de seguridad y privacidad estrictas para el almacenamiento y tratamiento de datos sensibles.

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